jueves, 10 de septiembre de 2009

La locura: cantera de la vida, del arte, del teatro.


(Mujer saliendo del psicoanalista de Remedios Varo Uranga)



Una de las características del teatro griego fue que sus poieos, es decir ´´poetas´´ escribían dramas llenos de personajes que aparentemente eran destemplados y que caían en tales situaciones que tenían que mostrar una conducta jamás pensada. Esto los atenienses le llamaron ´´intemperancia´´ o hybris. Esa conducta no era común. La ostentaban seres magníficos y de noble origen y para tal efecto se ubicaron semejantes acontecimientos en lo que se denominó tragedia. Así los seres sencillos, de vida común fueron mostrados con gracia y ocurrencia en lo que fue la comedia.
Ahora bien, volvamos a esa intemperancia que podría ser el primer paso a la locura. Esta manifestación con las implicaciones actuales no fue conocida por los grandes trágicos, es decir que para ellos una caracterización mental era una conducta, que provenía de la psiquis, y sin embargo para no tener la teoría de que la mayoría de nuestros problemas radican en ese objeto perdido de la infancia, en cómo fue y es nuestra sexualidad según Freud, ellos hacían una división del cuerpo extensiva a cómo funcionaba el Estado, y por ende a cómo funcionaba todo. No era un simplismo. Era una visión si se quiere bastante atrevida por lo especulativa pero al mismo tiempo obtenida de lo que habían observado. Así por ejemplo Platón no ve separación entre el individuo y el Estado.
´´La República´´, es una muestra del interés político de Platón, reflejado en el ser humano, es decir que este individuo-pues la mujer ignominiosamente no contaba-tenía por lo tanto que ser virtuoso y ´´desprenderse´´ del cuerpo, cosa que también sostenía Sócrates. Entonces cuerpo tiene que ver con una concepción general de ser y comportarse que inmiscuía también lo conocido entre el cielo y la tierra.
Para la gente de Grecia el país-estado-cuerpo entonces es una traducción de esa mente. Los tres elementos platonianos que estratifican al Estado, es decir gobernantes, guerreros y artesanos o gente de ocupaciones viles o bajas, son el desglose de una de las partes de ese Estado. El hombre-literalmente-funcionaba y debía mostrarse como un digno pedazo de esa triada estadal. De esta forma se asignaba una condición al comportamiento y se esperaba que este tradujera el trozo de estrato del cual provenía amén de ser también voz y ´´pensamiento´´ de dicho segmento. Ese pensamiento, si fue tema de la poesía la cual significaba todas las artes. Al pensar, el ser humano antiguo fue modelando razones y fue erogando razones, y cuando esas razones no encajaban con ese todo del que hablábamos el alud de la catástrofe era cosa segura. Los poetas o productores de la poesía de la escena por ello no vacilaron en tomar de los mitos y las leyendas a aquellos caracteres que como vehículos de la acción nos hicieran ver el espejo o una aproximación al espejo de la vida, según sugiere William Shakespeare, en su Hamlet, Príncipe de Dinamarca. Y con lo que nos mostraron de esa vida, venía mucha de la cordura, pero también de la ´´locura´´. Pero antes de mencionar un poco más a Hamlet, tendríamos que detenernos en el signo de algunos de los personajes de Sófocles, como la locura de Áyax, el cual debido a un hechizo de Minerva defensora de los argivos, confundido da muerte a un grupo de bestias creyendo que eran sus enemigos; de Edipo, el cual víctima de la obsesión de su padre Layo a perder el trono, lo manda matar pero es criado por gente sencilla, sobrevive y gracias a la ´´pericia’ del destino, sin saberlo se casa con su madre Yocasta. Al enterarse se sacará los ojos y vagará ciego de manos de su hija- hermana Antígona. No sólo Edipo es ejemplo de una intemperancia supina, sino que su conducta se proyectará en sus hijos, sobre todo en Antígona, quien morirá a causa de haber enterrado a su hermano Polinices, desafiando las leyes de Creonte. Los griegos hablan de locura, pero no están al cabo de conocer la estructura del cerebro ni la psicología tal como la hemos heredado con prejuicios y desatinos, valga decir.
Siguiendo con los personajes del teatro ateniense como ciertamente cabría subrayar más que teatro griego, no podemos dejar de mencionar a Clitemnestra y Electra de la Orestíada de Esquilo y a Medea de Eurípides. No hemos seguido un estricto orden cronológico porque nos apoyamos en la proximidad temporal y espacial de los trágicos y en sus cercanías temáticas. Ahora bien, veamos a Clitemnestra, la esposa de Agamenón y madre de los gemelos Electra y Orestes y de la sacrificada terriblemente Ifigenia. Recordemos que Clitemnestra es una bella mujer gemela de Elena, la que desató aquel episodio de Troya. Bien, lo único es que esta es calificada de ´´mujer de muchos hombres´´, para contrarrestarla a la imagen de su hermana, raptada por bella y casi en estado de castidad. Para Clitemnestra no es ningún error querer vengar a su hija muerta por su padre Agamenón para poder partir a su guerra. Es algo tan absurdo pensamos hoy con nuestra mentalidad de después de casi tres mil años. Pero para el pueblo griego esto era un asunto previsible y esperable de acuerdo a los males y problemas en los que se metían aquellos vinculados con cosas heróicas o dioses.
La locura se deja colar detrás de hechos grandes. Matar a tu padre y casarte con tu madre es un asunto tremendo, pero te salvas porque lo ignoras. Cuando ya sabes la verdad, hay un acto de redención-no siempre es así- que adecentará de alguna manera tu nombre y lo que has hecho. Esto es característico de muchas de las tragedias atenienses y del teatro que derivaría después, así como las letras que también irían desarrollándose tendrían necesariamente que obedecer a este esquema, por lo menos al llamado ´´aristotélico´´. La tragedia trató de forma grandilocuente los hechos que según el acervo histórico-cultural de un pueblo signó a ciertas familias de origen ´´noble´´. Sin embargo, hay personajes siempre de origen común acicateando y dejando entrever su sabiduría con respecto a lo que sus ´´amos´´ no pueden ver ni saber. Así siempre hay una nodriza, un fiel servidor, un ciego o augur, un coro que opina y funge de conciencia y aquí llegamos a lo que podría traslucir que en realidad, algo o alguien tenía que señalar que tal o determinada persona había sobrepasado todos los límites por lo que se le ´´advertía´´-función del coro-pero que su decisión, que no era tal pues su destino había sido escrito sería de todas formas cumplida. Hoy día le llamamos ´´víctima´´, pero para los griegos esto era un cumplimiento que tenía que ser tal era la marca de tu estirpe.
Con estas marcas-los dramaturgos usaban el efecto de la anagnórisis-tendrías que vivir para tu desenlace. Hay una marca y podría haber un ´´reconocimiento´´ que es esto de la anagnórisis. Para Aristóteles todo esto era plausible, y además exponía la calidad del poeta o productor de la tragedia. Clitemnestra mata a su esposo, luego de hacerlo pisar una alfombra roja, beber y dormirse. Este es un personaje tan impactante que aparece en la trilogía que conforma la Orestia. Ella habla tan inteligentemente que se le recalca ´´has hablado como hombre´´. Esto es además una negación y escisión de la personalidad femenina muy propia de una sociedad falocéntrica y que muestra por tanto una enajenación también a este respecto. Hoy día podríamos sugerir que es una sociedad esquizofrénica. Eso sí, vuelve una y otra vez, arte y ciencia, a posar sus ojos en la era antigua griega.
Y dejamos atrás a Clitemnestra cuyos actos desenfadados son purgados por sus hijos, al matarla, cuando decimos ´´purga´´ estamos cayendo hay que reconocerlo en un juicio moral propio de la convicción judeo-cristiana que los atenienses no cargaban. Orestes en apoyo intelectual de Electra da muerte a la madre. Matricidio, asesinato, sangre, venganza. Al llegar a Eurípides, el singular autor que se dice vivió en una cueva y era arisco e intratable, no podemos menos que admirar su conocimiento desprendido y por supuesto poético de la mujer lo cual vemos sobre todo en Medea. Al mencionar a esta mujer, lo hacemos porque creemos pertinente subrayarla en nuestro estudio de la locura como lugar del que la vida vivida y la irreal o artística toman piedra.
Medea, es un gran poema trágico trágico-emulamos aquí al Polonio de Shakespeare-porque acomete una acción impensable para un ser humano y no concebible para una mujer que es madre. Si tal hiciera una mujer hoy se la llamaría degenerada y loca. Lo que habría que deslindar es lo que la lleva a tal situación. Esta obra ha sido considerada ´´la obra maestra´´(1) por cuanto muestra la pasión desbordada de una mujer traicionada, ofendida y llevada casi al grado de ser una esclava. Medea, es hija de Eetes rey de la Cólquide. Bien es sabido lo que le sucede: enamorada desmedidamente de Jasón a quien siempre ayudó y por el que hizo un sin fin de actos que pudiesen ser también deleznables, llega huyendo a Corinto, en el que se entera de que su esposo la ha dejado por otra. Al enterarse de este ´´dejar´´, nuestro personaje se siente herido en todos los aspectos posibles. El orgullo, del griego´´areté-´´, ha sido quebrado y esto no puede ser permitido debido a que ella se entregó sin reservas y sin reparo y simplemente fue cambiada.

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(1)López F. J.A.Medea/Introducción.Tragedias I, Eurípides; Ediciones Cátedra, S.A.(1992)


Este no es un simple dolor, no, es una división en el cuerpo, alma y mente de Medea.
Según el concepto de Estado proyectado a la mujer bárbara, es una afrenta también al todo. Esto hace que sus actos al saberse repudiada, al urdir una venganza tan ocurrente como ignominiosa contra Glauce que contagia a Creonte y los mate a los dos de una vez, llegue al paroxismo con la muerte sangrienta de sus hijos. Al matar Medea la descendencia de Jasón, borra el nombre de éste, al ´´ oikos´´(gr. Familia), que preservaría su nombre y su huella terrena.
Eurípides nos presenta a una Medea que grita, que hace aspavientos, que se muestra con desenfado por lo que es muy temida, además de que la precede su fama de especialista en hechura de venenos y hechizos. Cuando este carácter se expresa, el verbo es vehemente, hiriente, pero lleno de una sabiduría y poesía admirables para quien ama una escritura soberbia. Las acciones de esta princesa bárbara nieta del sol, son descomunales, funestas pero a esto ha sido llevada. ¿Es una loca por ello? ¿Es el personaje más loco concebido por Eurípides? ¿No es loco Jasón cuando con sus actos la acorrala, dejándola a merced de su inconmensurable egoísmo? Quizás estas preguntas sean inútiles porque en realidad no es una intención suprema determinar quién es más loco o loca pero sí referir que una acción es propiciada por otra, que intervenga el control o la cordura, es cosa de imponderables, además de no ser sino lo que esperaría nuestra postura actual.
Ahora, querríamos detenernos un poco en el Renacimiento, en el Teatro Isabelino para tocar un poco a Hamlet, Príncipe de Dinamarca de William Shakespeare. En el común ver, este hombre es tenido por alguien que finge ser ´´loco´´, o porque es en realidad un ´´loco´´. No en vano en la obra un personaje llamado Claudio sentencia:
-…La locura de los poderosos debe ser examinada con escrupulosa atención.(2)
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(2) De Moratín, F., L. Versión de Hamlet, de William Shakespeare. Salvat Editores .(1969)


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Claro que, Hamlet está fingiendo. Finge pero parece extraño en un entorno que semeja ser normal. Debe aparentar que no sabe que el usurpador actual de la corona de su padre lo mató de forma asquerosa, tomando trono y esposa. Shakespeare hace hincapié en la melancolía en que se sume el joven príncipe al hallarse huérfano. Cuando la ´´Sombra´´ lo impele a tomar venganza, los acontecimientos ya no pararán, tornándose cada vez más abyectos y victimizarán a nuestro modo de ver, exageradamente a Ofelia y a Gertrudis, que simplemente son tenidas como veleidosas, emparentadas con lo procaz, vistas como vendidas y Hamlet con respecto a esto se muestra casi como un misógino, tal es su dedicación a parecer decididamente descontrolado, enloquecido. Las primeras en recibir su saeta de venganza son las mujeres. Su desprecio-fingido-es absolutamente demoledor. ¿Sirve la locura de Hamlet a Shakespeare para mostrar su creencia de que ´´fragilidad tu nombre es mujer´´? Afortunadamente en la misma obra, hay un largo exordio acerca de que en general decimos una cosa y hacemos otra, claro, esto para referir el actor-rey al actor-reina que aunque ella prometa con furor que siempre lo amará esta podrá cambiar de parecer. Valga decir entonces que la obra se pondera al mostrarnos justamente esto, que todo cambia sin lugar a dudas, sobre todo pensamientos y palabras, para que el mismo Hamlet admita: ¡Qué abatido, qué insensible soy!(3), ya no tiene bondad, ya no ama más.
Nuestro personaje renuncia a su amor, que según lee Polonio en una carta, Ofelia es´´el ídolo celestial de mi alma´´, ´´ pero te amo en extremo´´(4) para luego declarar ´´yo te amaba antes, Ofelia´´, para decir después de un parlamento ´´¡Yo no te amaba´´borrando todo lo dicho. Hamlet se despide entonces. Claro, se podría aminorar el peso de vengador temible con quienes menos tienen responsabilidad reconociendo que Hamlet ha sido obligado a tales acciones y que como Medea, cumple su destino
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(3) ibíd. pag.73 (Acto II, escena XI)
(4) Astrana M., L.Estudio Preliminar, traducción y notas. William Shakespeare. Obras Completas. Aguilar 1951.


. De nuevo un comportamiento desmedido, en ´´desmesura´´ podría ser tildado llanamente de ´´loco´´ por nuestra psicología actual, pero para la época isabelina tales conductas eran esperables en nombre del honor y lo que atañe al linaje.

¿Linaje de locura?. Lo mismo que Medea, porque ciertamente Shakespeare tuvo referencia del teatro griego que a fin de cuentas fue y es ese espejo que nos blande como civilización con nuestras fallas, debilidades o mentiras que sustentan nuestras respectivas tragedias personales-pequeñas o grandes- y que nos adornan con gracia o sin ella.
Para finalizar, séanos permitido hacer un salto al aporte del teatro contemporáneo realizado por Chejov, Strindberg e Ibsen para aparcar directamente en un heredero de ellos en pleno siglo XX, en una obra de arte no teatral sino cinematográfica como lo es ´´Persona´´ de Ingmar Bergman. A todas luces/sombras se trata de uno de los filmes más complejos que pueda haber realizado el director sueco. Un buen día una enfermera es citada por su Doctora para que se encargue de cuidar a una actriz que ha dejado de hablar. Todo parece ir de maravilla hasta que Alma, que así se llama la enfermera pretende irse apoderando de su compañía, es decir de Elizabeth, la actriz. Alma la cuida con esmero pero no le da tregua en su silencio. Ella se va imponiendo y dejando oír su voz en respuesta a la mudez escogida de su paciente. Cuando habla explora sus emociones y las de Elizabeth quien pareciera inmune a todo el fuego que agita la vida interna de su cuidadora. Pero este ´´monologar´´ de una sobre la otra, va a intentar sobreponer a una sobre la otra. Visualmente, Bergman no ilustra lo que el verbo dice más sí incita a ver lo que podía ser el inconsciente de estas mujeres.
Persona, tiene muchos estudios y críticas, pero todas reconocen sin duda esto de la ´´usurpación´´, desdoblamiento e imitación de Alma en Elizabeth. Una lectura discutible pero hasta cierto punto llamativa la hace Daniel Shaw, al titular su análisis de la película como ´´Woman as vampire´´.(5)
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(5) Shaw,D. Dark Thoughs: Philosophic Reflections on Cinematographic Horror.(Año?) Consultar web.


La explicación parece una perogrullada, pero no lo es por cuanto el psicólogo se basa en Freud para intentar explicar la conducta de las dos mujeres o lo que podría traducirse en una forma de locura o mejor aclarar ´´enfermedad mental´´para las dos.
El profesor Shaw, nos afirma en este artículo que Elizabeth Vogler es una parafrénica. La explicación es que la actriz no muestra interés alguno por lo que la rodea, -objetos y personas-mientras que Alma, intenta desesperadamente llamar su atención y no sólo eso, también necesita ser su atención. Según lo anterior, Shaw, siguiendo lo propuesto por Freud, concluye que la parafrenia en Vogler, la hace alejarse de´´las relaciones eróticas´´ con´´la gente y las cosas´´ lo que hará que tenga una conexión consigo misma, catalogándola de narcisista. Claro, ella parece no necesitar nada, sino así misma. Alma, se siente enormemente atraída por su compañera, pues su ´´no decir´´ la subyuga. Para Shaw, ella tiene una ´´neurosis obsesiva´´.(6), y describe las señales de ese padecimiento: la enfermera luego de su primer encuentro con la actriz queda ´´impactada´´, trata de`` iniciar una amistad-y quizás más´´-´´comparte intimidad con ella revelando cosas que nunca le ha dicho a nadie, ´´al ser rechazada y reducida a un mero caso de estudio su obsesión llega a un punto donde poseer a Elizabeth no es suficiente y a falta de esto la hiere terriblemente en retaliación´´(7) más adelante el autor de este ensayo hace una analogía entre una mujer homosexual y Alma. Esta mujer se obsesionó con una actriz a la que intentaba besar su mano, como esta no lo quiso admitir la mujer intentó el suicidio. Este fue un caso de Sigmund Freud.


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(6) Ibíd.
(7) Ibíd.


Es de hacer notar que a partir de esto Shaw, comienza a hablar del proceso de ´´transferencia´´ en las mujeres como algo particularmente difícil. Destaca que el primer objeto de amor femenino es la madre, especie de guardiana lo que Freud llama ´´fase pre-edípica´´, esto sucede porque ellas-cosa que observamos podría ser mejor explicada-al no poder seguir con el amor a su madre cosa que hacen también los muchachos, lo trasladan al padre pues ellas están castradas-no tienen pene, o tienen ´´envidia´´ del pene.-etc. Y por lo tanto al no tener este órgano, pasan su amor al padre, obteniendo de esta forma el ´´pene´´ con que no nacieron, o un bebé,-pene sustituto- lo cual también es una prolongación.(8)
A nuestro modo de ver, Alma ciertamente está enamorada de Elizabeth, pero no dudamos en afirmar que Elizabeth, aunque diga que está ´´estudiando´´ a Alma, tiene ciertas reacciones de afecto hacia ella. No es totalmente indiferente: la aporonga, la deja beber de su taza, le acaricia el rostro, le da un masaje en la espalda. Esta son reacciones que no son propias de alguien totalmente indiferente. Alma, eso sí, toma estas acciones de la actriz como una correspondencia con lo que ella requiere y precisa. Ahora bien, Bergman, coloca esta aparentemente sencilla premisa para trastocar nuestro ojo, así como la percepción mental que tenemos como observadores-as, pues no se limita a exponer a sus personajes sino que nos descoloca igualmente a quienes aparentemente tenemos la limitación de nada más mirar a las dos mujeres.
En Persona, la locura está y podría no estar si nos atenemos a cómo trataron los atenienses la tragedia-sin posarnos sobre los estudios de Aristóteles-.pues las acciones se derivan de situaciones que las impelen, así, pareciera que somos los seres humanos y las seres humanas –como diría la feminista, promotora, escritora y artista plástica Katina Fantini-inocentes por tener la naturaleza del defecto o como dirían los católicos por ser descendientes de Caín.
Mariozzi Carmona Machado.
Venezuela. 04-9-2009/10:37am/viernes.
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(8) Ibíd.


Referencias bibliográficas:
Ø Alemany y Bolufer, J. Tragedias.Sófocles. (1981).
Madrid: EDAF. Ediciones-Distribuiciones, S.A.
Ø Cappelletti, A. Traduccion. Poética. Aristóteles. (1998).
Caracas: Monte Avila Editores Latinoamericana.
Ø López F., J.A. Edición. Tragedias I. Eurípides. (1992).
España: Ediciones Cátedra, S.A.
Ø Schaubühne am Lehniner Platz, Relatada según traducción en prosa.La Orestia de Esquilo. (Año?).
Editada por ¿?
Ø Fernández de M.,L.Hamlet. William Shakespeare. (1969).
España: Salvat Editores, S.A.
Ø Marín A.,L. Estudio preliminar, traducción y notas. Obras Completas. William Shakespeare. Hamlet, Príncipe de Dinamarca. (1951).
Madrid: Aguilar, S.A de Ediciones.
Ø Shaw, D., Woman as vampire. Dark Thoughts Philosophic Reflections on Cinematic Horror.
Consultado en http://www.yahoo.com/.
Ø Citas acerca de ´´Estética´´ de Victoria D´ Stefano. Apuntes clases Universidad Central de Venezuela. Escuela de Artes. 1990.
Ø Citas acerca de Artes Escénicas. Leonardo Azparren Giménez. Apuntes de clases Universidad Central de Venezuela. Esuela de Artes. 1990-91.


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