viernes, 18 de septiembre de 2009

¿ES QUE LA REVOLUCIÓN NO SE HA REVUELTO?

Cuando un grupo importante de personas elige a un mandatario por sus ideas en comunión con el pueblo, por su determinación a que se haga justicia-no más ni menos-a que cambie ´´todo´´ el sistema de ´´hacer´´ de un país, una no tiene menos que admirar tal determinación, aún con la dosis de incredulidad que se pueda tener debido a los tiempos que corren, lo cual suena gastado, pero nuestra pequeña experiencia de vida nos ha enseñado que en nuestro país se dice una cosa y se hace otra.
El cambio tan radical que suponía salir de los dos únicos partidos que si tenían régimen en Venezuela era absolutamente necesario. Y lo apoyamos. Además reconocemos que se han hecho mejoras sustanciales dirigidas a salud, educación, niños, niñas, adolescentes y adultos mayores, amén de obras determinadas. Pero…en sustancia, en esencia, seguimos siendo un país cuyo sistema de relaciones-entiéndase el amiguismo, el compadrazgo, el partidismo etc., -siguen campantes como reyes en el nuevo mundo recién conquistado. Nos referiremos a un aspecto de la vida diaria de una nación, como es que las cosa funcionen de una buena vez y no se planteen escusas diciendo que es que no hemos arrancado porque esto tiene cuarenta años de ser así, o que no nos dejan gobernar, porque cuando se propone un proyecto, se tendrían que prever estas cosas o sencillamente no se emprenden.
Veamos el caso de una persona de origen común y corriente, hija de una familia cuyo único deseo es que sus hijos e hijas estudien y se gradúen para trabajar para ellas y su tierra. Así el tiempo corre, esta persona se gradúa, se casa, tiene hijos y acumula experiencias con los trabajos que va desempeñando a nivel privado pero cree firmemente en las posibilidades que ofrecen las estructuras gubernamentales. Esta persona como descubre que su verdadera vocación es la enseñanza, pues en eso quiere desempeñarse, decide entonces el cambio de lo privado a lo público, que a fin de cuentas en estos casos siempre es bastante recomendable, por la serie de aportes que se pueden hacer y a su vez porque a los empleados esto le reporta pues una seguridad que lamentablemente en lo privado ha dejado mucho que desear. Esta persona, es un ingeniero de la República, egresado de la Universidad de Carabobo como ingeniero Industrial. Se llamó en vida Carlos Amado Carmona. Sus sueños pues los que todas y todos tenemos al ser profesionales de la República Bolivariana de Venezuela, trabajar y vivir con ´´la mayor felicidad posible´´. A nuestro hermano Carlos, un hombre convencido de que este es un país con futuro, que cayó en manos de ´´asaltadores´´ de camino por cuarenta años, de injusticias por cuarenta años, pues este cambio era fundamental en su vida y en sus creencias.
La cita con nuestro hermano es porque él perdió la vida yendo a buscar trabajo. Así de simple. No era que no lo tenía, pero no era cónsono con lo que estudió, con sus capacidades, con su desenvoltura intelectual, esto lo decimos nosotras, el nunca presumió de ello. En la Universidad Rómulo Gallegos, el Rector Don Luis Gallardo, era su esperanza de definitivo ingreso y de la posibilidad no sólo económica de mejoras, sino de eso, ser útil en lo que se había preparado. Tenía un puesto para ser directas que no le era cómodo, amén de que tenía que viajar por esa vía que es uno de los patíbulos viales de la gente que se dirige a los llanos o a otros sitios del sur de la Venezuela, porque no existe sino la ley del más fuerte y no hay autoridades en las autopistas de esta bolivariana tierra que señale que hay demasiadas muertes por accidente de tránsito y que hay que hacer algo.
Y esa vía tenía que utilizarla como muchos otros y otras nuestro hermano. ¿Por qué? Porque se le había ofrecido un cargo según su competencia. A Carlos, porque siempre fuimos testigos de sus innumerables viajes de antesala, de promesas por dos años, se le tuvo esperanzado como se tiene a los niños con un regalo que no llega. El rector siempre estaba ocupado y lo hacía ir y no lo atendía porque no podía, no iba o etc., y nuestro hermano allí, tratando de no perder la paciencia porque dentro de todo-y así lo demostró el día de su sepelio´-era amigable, respetuoso, excelente docente y lo que se dice una bella persona en todo sentido. Bien, el señor Gallardo, lo citaba hasta que un día lo llaman en un momento que no tenía pautado ir a esa Universidad para cumplir con ciertas cosas administrativas y que lo iban a atender. Carlos, había dicho ese día que era el 30 de julio en nuestra casa que ´´no voy más a San Juan´´, pero, como era cumplido, decidió, no con buena gana, ir porque él sí tenía palabra, compromiso, sentido de la amistad. Tuvo razón. No fue ya más.
El 30 de julio de este año, el Ingeniero Carlos Carmona Machado, tuvo un terribilísimo accidente. Venía de la Universidad Rómulo Gallegos y tomó allí una camionetica. Fue un regreso que no lo retornó. En la curva que llaman de ´´La Mulata´´, el camionetero que según versiones venía chateando por su teléfono, quiso adelantar y se metió contra una gandola, que dicen el chofer intentó maniobrar para no darle a la camionetica pero infructuosamente, la batea le dio al bus y hubo el accidente. Una muchacha murió, luego su bebé recién nacido, hubo otros heridos, un joven y su mamá que hasta ahora ha estado delicado. También señalamos la inoperancia, indolencia y torpeza de los dueños de por puestos y buses públicos por contratar verdaderos criminales. Después de nueve días de una espera indeseable por lo emotivo y por la fé de que nuestro hermano se salvara, Carlos murió. Escribimos este verbo, no lo podemos creer, pero sí, es él. Esto le ocurrió a él. Un hombre de 48 años, de 1.85 de estatura, sano, deportista, guapo-no es relevante-pero sí, inteligente, útil. Dicen que fue el destino, que si Dios lo decidió así, así fue, que esa era su hora. Con estas líneas no intentamos decir ´´tú fuiste´´, pero vemos la desidia, el cambio al llegar al podersillo, a un cambio en la amistad. A que para optar hoy día a un cargo hay que ser del partido, igual que antes. Nuestro hermano no tenía que ir ese día, así que se trata de un ´´labor itiner´´ o accidente laboral, entonces la Universidad tiene que responder. No estamos afirmando que se halla negado, pero valga el mencionarlo. Esto nunca podrá resarcir lo que le ocurrió, lo que nos ocurrió. En sus últimas horas le llegó el fulano nombramiento que él no tuvo ocasión de saborear con su cuerpo sano y mente sana. ¿Tenía que sucederle algo como un accidente que lo hirió internamente de tal forma que le ocasionó la muerte para que por fin se diese curso al trabajo ofrecido? ¿Qué curioso que tuviese que estar a las puertas de la muerte para que mágicamente, toda la burocracia, toda la cuarta república, mezclada con la quinta pudiese decir ´´sí´´ trabaja este señor? Estas líneas son el susurro, porque el grito tendría que venirlo a escuchar en nuestra casa Don Luis, para que supiese que a veces se puede tener ese minuto para el amigo, o para cualquiera, porque todo ser humano tiene derecho a ser escuchado, atendido. Esto debería ser un proceder de esta revolución que se dice tan diferente a la mente capitalista que es muy poco diferente, porque lo importante no es tener un discurso, sino que se practique. Terminamos esta triste escritura con lo que una vez Julio César, ese que luchó contra el ´´status quo´´ pero que terminó siendo un autócrata, dijo: ´´No basta con decir que se es decente, hay que parecerlo´´.

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